miércoles, septiembre 6

La Pasión de Miguel Hernández

Prisión y muerte
En abril, el general Franco declara concluida la guerra y se había terminado de imprimir en Valencia El hombre acecha; aún sin encuadernar, una comisión depuradora franquista, presidida por el filólogo Joaquín de Entrambasaguas, ordena la destrucción completa de la edición; sin embargo dos ejemplares que se salvaron permitirán reeditar el libro en 1981. Su amigo Cossío se ofrece acogerlo en Tudanca, pero el poeta decidió volver a Orihuela; pero allí corre mucho riesgo y decide ir a Sevilla pasando por Córdoba con la intención de cruzar la frontera de Portugal por Huelva, pero la policía de Salazar le entrega a la Guardia Civil; de la cárcel de Sevilla le trasladan al penal de Torrijos en Madrid y allí, gracias a las gestiones que realiza Pablo Neruda ante un cardenal, le ponen en libertad inesperadamente sin ser procesado en septiembre de 1939; vuelto a Orihuela, es delatado y detenido, y ya en la prisión de la plaza de Conde de Toreno en Madrid, es juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940. Cossío y otros amigos intelectuales interceden por él y se le conmuta la pena por la de treinta años. Pasa a la prisión de Palencia en septiembre de 1940 y en noviembre al Penal de Ocaña. En la cárcel conoce a Antonio Buero Vallejo, que le hace un famoso retrato a carboncillo. En 1941, es trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante. De la bronquitis pasa al tifus, y este se le complica con tuberculosis. Fallece en la enfermería de la prisión alicantina a las 5.30 de la mañana del 28 de marzo de 1942, cuando contaba con 31 años de edad; se cuenta que no pudieron cerrarle los ojos, hecho sobre el que su amigo Vicente Aleixandre compuso un poema. Es enterrado en el nicho número 1009 del cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante, el 30 de marzo.

(Wikipedia)



Sigo en la sombra, lleno de luz: ¿existe el día?
¿Esto es mi tumba o es mi bóveda materna?
Pasa el látigo contra mi piel como una fría
Loza que germina caliente, roja, tierna.

Es posible que no haya nacido todavía,
O que haya muerto siempre. La sombra me gobierna,
Si esto es vivir, morir no sé qué sería,
Ni sé lo que persigo con ansia tan eterna.

Encadenado a un traje, parece que persigo
Desnudarme, librarme de aquello que no puede
Ser yo y hace turbia y ausente la mirada.

Pero la tela, distante, va conmigo
Sombra con sombra, contra la sombra hasta que ruede
A la desnuda vida creciente de la nada.


Miguel Hernández Giner (Orihuela, 1910; Alicante, 1942) se podría decir que murió asesinado de forma más o menos directa por sus ideas al ingresar en prisión en circunstancias que no se debn volver a repetir en nuestra historia. No sólo fue él y Federico, fueron cientos de miles los represaliados de ambos signos, sobre todo del bando republicano, en la guerra y en el franquismo.

POR LA MEMORIA HISTÓRICA
COMBATIR EL OLVIDO ES COMBATIR EL FASCISMO

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me revientan los anónimos.



ya en serio, 100 por 100 de acuerdo.

5:46 p. m.  

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